domingo, 15 de enero de 2017

Crónicas de San José de las Matas


Por: Rafael A. Escotto

Qué mejor para iniciar este trabajo que hacerlo con un estupendo prolegómeno del escritor y cronista peruano Julio Villanueva Chang, autor de la obra titulada «Elogios criminales», para valorar el esfuerzo y la entrega que significa realizar una crónica en tres voluminosos tomos que relatan de manera cronológica la historia del municipio de San José de las Matas, en la provincia de Santiago.

Dice Villanueva Chang, con suficiente pertenencia, que «elaborar una crónica es un acto muy costoso, al menos como yo la entiendo: es decir, una crónica es un gran reportaje muy bien escrito, un gran trabajo de campo con entrevistas, documentos y la suerte de ser testigo y cuyo relato no aburra. Ello supone semanas o meses de dedicación, un editor cómplice del cronista, una historia en la que los protagonistas cambian ante los ojos de su autor y donde el azar actúa sobre la realidad y también lecturas. Todo eso es lo que yo llamo una buena crónica. Otra cosa es dar a algunas páginas de un periódico cierta amenidad, cierto cuidado de la prosa, incluso cierto vuelo poético. Todo eso lo puedes hacer sin necesidad de salir a la calle. Pero una crónica, cuando es ambiciosa, exige un trabajo tan delicado como atlético».

Con estos tres volúmenes de «Crónicas de San José de las Matas» Piero Espinal Estévez, como notable editor, nos quiere manifestar su enorme capacidad investigativa y su infatigable entusiasmo por proveernos de una recopilación de hechos históricos, muchos de los cuales debieron ser exhumados de polvorientos casilleros de periódicos de solera en vía de lamentable deterioro por los años que llevaban sepultados en los cementerios de la historia de los rotativos y en las bibliotecas del país.

Piero es un editor sumamente estricto que no se resigna con una simple corrección ortográfica o gramatical. Debate cuantas veces sea necesaria cada frase hasta que reflexiona que no ha quedado abierto un resquicio donde el artículo o la obra puedan zozobrar. Como artista de la técnica el autor de esta obra perteneciente a la narrativa recurre a la hermenéutica para interpretar y darnos una visión de los hechos ocurridos en tiempos pretéritos y actuales a fin de que el lector logre encontrar con suma facilidad lo que busca.

Esto significa, para el Premio Nobel de Literatura, el colombiano Gabriel García Márquez, «que la investigación está orientada al dominio de la semiótica connotativa en los términos de Hjelmslev o si usamos una expresión de la obra de Almalech, ésta trata "la función de los colores en contexto" o "funcionamiento en el contexto del contexto" [Almalech, M., 2004, p. 10], acentuado sobre el elemento connotativo en busca de un mejor enfoque y comprensión. Los fines básicos de nuestra investigación, como se hace notar en el título, serán  el color y el tiempo, y sus funciones las encontraremos por medio de su señalidad».

Sin lugar a duda el editor de la obra analizada aquí, Piero Espinal Estévez, ha logrado penetrar con éxito lo que algunos consideran en la investigación lo impenetrable, para darnos a comprender con su laborioso trabajo aquellos datos o enigmas que se habían llegado a entender como hechos o asuntos olvidados de los cuales la presente y futuras generaciones de un país o de una región determinada no podían tener referencia concreta y, por tanto, no iban a contar con una memoria histórica a la cual pudieran referirse en su momento.

La recopilación de hechos, eventos y sucesos dentro de un área geográfica restringida, no obstante, política y socioeconómica importante, eminentemente significativo porque la región de San José de las Matas no está circunscrita exclusiva y únicamente a una provincia sino que sus habitantes trascienden su propia realidad socio-geográfica, lo que nos permite decir que habría que ver su progreso económico entrelazado geodemográficamente con los Estados Unidos.

Por esta gloriosa condición la maravillosa obra o el concepto que hoy el doctor en medicina y editor Piero Espinal Estévez le ha presentado al país es revelador desde lo cultural y lo histórico, toda vez a que su hermoso contenido es un reflejo magnífico de lo que expresó el filósofo francés Claude Adrien Helvetius, que «la historia es la novela de los hechos y la novela es la historia de los sentimientos». 

Volvemos a decir en favor de «Crónicas de San José de las Matas» que dicha obra ha sido escrita en un tiempo difícil porque muchas veces los pueblos como el nuestro suelen ignorar lo que sucedió. En frases del orador y político romano Cicerón «No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños». Y en el plano del historiador ateniense Tucídides éste nos dice que «La historia es un incesante volver a empezar». Ese volver a empezar del ilustre cronista, sobre quien recayó la organización del imperio ateniense para la guerra del Peloponeso, tal vez sea lo que nos sugieren estos tres grandiosos tomos de Piero Espinal Estévez. Festejemos la ocasión de su puesta en circulación por aquella frase de Balzac: «Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano».

Hubiese deseado haber tenido la maravillosa oportunidad de haber sido escogido para la presentación de esta obra historiográfica de mi caro amigo Piero Espinal Estévez, pues la misma retrata de manera luminosa el papel que han jugado los habitantes de San José de las Matas en los procesos históricos y sociales de su país y además por su gran nobleza, su refinamiento, su enorme sentido de unidad y su elevado espíritu de emprendedor. Todos estos méritos y cualidades están resumidos magistralmente en «Crónicas de San José de las Matas». No obstante, me quedo gratamente dándole mi aquiescencia como escritor a esta monumental obra y exhortarle al público en general que lean y la conserven en su cabecera como material de consulta permanente.

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