El emblemático símbolo de San José de las Matas, El Calvario o El Cristo, hace unos meses fue víctima de la ira de un energúmeno, quien le provocó severos daños, y luego la Cooperativa San José mandó a restaurar. Alguien, que no sabemos quien, lo encerró en un cajón de hierro, con la buena intención de protegerlo. El buen deseo de ese samaritano lo reconocemos, pero también lo consideramos una vergüenza, pues es insólito que se llegara al extremo de encerrar la estatua del Crucificado para prevenir que fuera víctima de nuevo de algún antisocial. Nuestro símbolo debe estar libre, como lo estuvo desde que don Manuel Tavares Julia lo donó al pueblo y fue bendecido el 1 de diciembre de 1940.
El Domingo de Resurrección nuestra imagen cristiana fue descubierta de nuevo. Julia Amelia Cabral Tavares, nieta de don Manuel, acompañada de Laly Tavares de Jáquez, decidieron quitar la caja protectora y dejar al aire libre la estatua del Nazareno.
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