Doctor
Piero Espinal viendo más allá del tiempo
Por Rafael D’Mesa
En una emotiva ceremonia el Dr. Piero Espinal, quien
es además miembro del Consejo de Administración de la Cooperativa San José
Inc., puso a circular este sábado su más reciente obra, una obra que no solo
viene a enriquecer la bibliografía que como la de San José de las Matas, está
cargada de hermosos episodios y grandes aportes a la historia dominicana, sino,
que deberá convertirse en ejemplo para los futuros profesionales que al leer este
nuevo libro, podrán darse cuenta, que a pesar de las limitaciones o las
comodidades se puede lograr, no solo terminar una carrera u obtener un título,
se puede ser buen profesional y al mismo tiempo un ciudadano íntegro y útil a
la sociedad.
Restauración 108 Altos, más que un libro, es un gran
homenaje a los tantos jóvenes, hoy profesionales en distintas áreas, que
vivieron juntos compartiendo penurias y lejos de sus familiares para lograr la
educación superior y que gracias a la aguerrida Asociación de Estudiantes
Universitarios de San José de las Matas y con la ayuda de buenos y valiosos
matenses y otros de la provincia de Santiago y la capital, como los fenecidos
Diógenes Guzmán y Manuel Arsenio Ureña, así como también el apoyo que siempre
recibieron de Doña Gisela Concepción, pudieron estos muchachos llegar a la meta
y lograr sus objetivos.
Digo que Restauración 108 Altos, de Piero Espinal, más que un libro que
recoge las memorias de varias generaciones de estudiantes universitarios de San
José de las Matas en la capital, es un homenaje al esfuerzo, al sacrificio y
aplicación de estos jóvenes, que no solo se hicieron profesionales, sino, que
hoy por hoy son hombres y mujeres de ejemplos en la sociedad y que desde las
funciones importantes que ocupan tanto en el sector público como privado, su
buen desempeño se convierte en orgullo de San José de las Matas.
La puesta en circulación de
esta nueva obra del doctor Espinal, se convirtió en un gran encuentro, muy
parecido a los encuentros que acostumbraba celebrar la Asociación de
Estudiantes Universitarios y que tanto contribuyeron en la toma de conciencia
de la juventud de entonces, la cual tuvo que convivir con la represión policial
y el deseo de superación.
El licenciado Abelardo Estévez,
Presidente de la Cooperativa, empresa auspiciadora de la obra, dijo que la
mejor forma de conservar la historia de un pueblo, es rescatando y proyectando
los hechos, los personajes y los episodios importantes que van ocurriendo al
pasar del tiempo, aprovechando su intervención para felicitar al Doctor Piero
Espinal, por su entrega y dedicación para que la historia de San José de las
Matas nunca se pierda.
Por su parte, el licenciado
Joaquín Hernández, uno de los estudiantes de la época que logró mayor formación
fruto de sus excepcionales condiciones ideológicas y políticas, las cuales le
permitieron tener una auténtica conciencia social sobre la realidad de los
pueblos, tuvo una intervención que convirtió el momento en risas y lágrimas por
la forma en que narró la situación vivida en la Restauración y cómo las
precariedades no pudieron más que el deseo de superación que tenía el grupo de
universitarios.
Fue nostálgico ver tantas
personas de la época reunida, asistiendo a un evento que como este, juntó a
tantos profesionales hijos de San José de las Matas, muchos de los cuales
ocuparon la secretaría general y otros cargos en la Asociación.
El doctor José Armando Goris,
al intervenir en el acto, hizo un llamado a la conciencia del pueblo,
especialmente a los padres de familia, a los estudiantes y a las instituciones,
exhortándoles a ver más allá del San José de las Matas que tenemos hoy, dijo
que todos debemos asumir el compromiso de hacer crecer y desarrollar nuestro
pueblo y que entendiendo que no puede haber desarrollo sin educación, desde ya
hay que ponerse a pensar en la creación de una universidad en la sierra,
señalando, que ese es su gran sueño cuando algún día se produzca su retiro.
Al final de esta gran
actividad, todos los invitados, profesionales, directivos y funcionarios de la
Cooperativa pasaron a compartir más de cerca un brindis donde se pudo
disfrutar algunos temas de la antología de temas grabados por artistas
matenses, solo voces de San José de las Matas, con los arreglos de Manuel
Rodríguez y que los presentes con mucha emoción empezaron a escuchar.
Felicidades Piero y que Dios te
ilumine y proteja, así siempre tendremos viva la historia de San José de las
Matas, un pueblo que es de todos.
En San José de las Matas risas y lágrimas
por un libro
sobre la residencia estudiantil
Por: José Rafael Sosa
La voluntad de realizar
una carrera en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
durante los difíciles años 70 y 80 implicó grandes
sacrificios personales para los jóvenes matenses que
vivieron en la residencia creada por la Asociación de Estudiantes de San José
de las Matas, en la cual, entre momentos dramáticos, de ausencia de
alimentación adecuada, de un calor insoportable y con un sólo baño para 30
personas, persistieron hasta graduarse.
Todo lo que pasaron estos muchachos matenses para poder estudiar es
narrado en el libro Restauración 108 Altos, compilado por Piero Espinal
Estévez, al ser presentado en el auditorio de la Cooperativa San José, en San
José de las Matas, en un acto al cual concurrieron la risa y la carcajada, el
recuerdo de aquellos años, las reflexiones de lo que representó la batalla
diaria por hacerse de una carrera.
Recuerdos y risas
La presentación del libro fue un acto de recuerdos y de reconocimiento a
aquellos jóvenes idealistas que no tenían opción a estudiar una carrera en
Santiago por los costos que implicaba. Algunos de los que eran estudiantes en
la casa de la Asociación de Estudiantes Universitarios, ahora como
profesionales, viajaron desde España, Estados Unidos y Puerto Rico para recibir
un ejemplar del libro, auspiciado por la Cooperativa San José.
Las intervenciones que mejor recrearon los momentos más dramáticos y
humorísticos de la residencia estudiantil fue la de Joaquín Hernández, actual
gerente de la Cooperativa San José; José Armando Goris, exsecretario general de
la Asociación de Estudiantes; Luis Eduardo Peralta, también exsecretario,
además del autor del libro, Piero Espinal Estévez.
Durante la presentación del libro fueron desfilando las historias
y anécdotas que provocaban la risa y el recuerdo, al rememorar cómo se
alimentaban, cómo desarrollaron un sistema de disciplina en la convivencia,
cómo lograban los recursos de parte del Ayuntamiento de San José de las Matas,
de la Cooperativa San José, de empresarios como Manuel Arsenio Ureña y José
Ureña y los aportes y donaciones de decenas de personas.
Se recordó la colaboración de los choferes de las guaguas que viajaban
entre Santo Domingo y San José de las Matas, quienes daban apoyo a esos
estudiantes.
Hernández
La intervención más hilarante fue la del licenciado Joaquín Hernández,
de buen contador de historias, al generar las risas y carcajadas más
estentóreas de la noche cuando describió, por ejemplo, una avena llamada “la
asesina”, por la dureza con que quedaba en el plato, a pesar de que se pusiera
boca abajo y no se caía.
Joaquín Hernández narró las situaciones que se producían en la hora pico
de las siete de la mañana para usar el baño, que dotado de un sólo inodoro y un
lavamanos tenía que ser usado por cuatro o cinco estudiantes simultáneamente,
lo que generaba dificultades en algunos para realizar los actos propios de ese
lugar.
Indicó que en la casa, por razones de economía, no se servía desayuno o
café, por lo que cada quien tenía que procurarse algo para calmar el estómago
en las primeras horas del día.
Hernández, gerente de la Cooperativa San José desde hace 12 años, narra
el sacrificio humano que supuso el mantenimiento de la residencia estudiantil
de los muchachos de Las Matas.
Piero Espinal
El compilador del libro, quien agradeció el apoyo de la Cooperativa San
José para publicarlo, destacó que el título Restauración 108 Altos, lo aportó
Juan Carlos Jáquez, quien se lo sugirió en uno de los viajes que compartieron
hacia Santo Domingo en procura de los datos y documentos para recrear la
experiencia.
Dijo que en la residencia se estableció una directiva que creó un
sistema de organización y disciplina, que rendía informes financieros
trimestrales, que organizaban encuentros estudiantiles en los que participaron
expositores como Hamlet Hermann, Vicente Bengoa, Gisela Concepción y con
actuaciones artísticas de Xiomara Fortuna, la Familia André, Claudio Cohen,
Omar Franco, entre otros.
Los precursores
Refiere Piero Espinal en su historia que la Asociación fue fundada en
1967 por parte de un grupo de estudiantes que terminaban el bachillerato y
entre los cuales estaban Juan Rafael Sánchez Bisonó, Ramón Olivo, Pedro
Rodríguez, Miguel Ureña, Olga Luciano, Casilda Espinal, José Salcedo,
Tavo Jáquez, Germán Goris, y otros.
Los primeros residentes en la casa estudiantil fueron Eligio
Jáquez, Diógenes Cerda, José Zarzuela Pérez, Juan Francisco Bisonó,
Germán Goris, Sebastián Rodríguez, René Jáquez, Virgilio Arán, Miguel
Rodríguez, Gustavo Jáquez, Papito Rodríguez, y Federico Montalvo.
Universitarios de San José de las
Matas
Por Rafael Escotto
¡Mi hijo no es
comunista! Así exclamó una madre de San José de las Matas que tenía uno de sus
hijos estudiando en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). En otras
geografías políticas también se oyeron defensas similares. En aquel momento de
la llamada Guerra Fría el líder del Movimiento de los Derechos Civiles de los
Estados Unidos, el pastor de la iglesia bautista Martin Luther King, respondía
públicamente en una entrevista contra una acusación de supuesto comunista que
se le hacía en 1961: “que había tantos comunistas en su movimiento de
libertades como esquimales en Florida”.
La segunda mitad del
siglo XX estuvo matizada por la confrontación ideológica que comenzó en 1945
hasta la caída del Muro de Berlín en 1989 y el golpe de Estado en la URSS
(1991), que originó la lucha entre el capitalismo occidental y el bloque
oriental comunista dirigido por la Unión Soviética.
“¡Mi hijo no es
delincuente!” Vociferaban amargamente otras madres de los estudiantes materos
quienes con grandes sacrificios económicos enviaban a sus hijos a estudiar una
carrera en la entonces conflictiva UASD, en aquel odioso y sangriento período
de los años 70, conocido como los Doce Años de Balaguer, etapa que tuvo como
propósito fatídico el desmembramiento y aniquilamiento de los movimientos y
grupos sociales por medios represivos encabezados por grupos paramilitares.
Bajo ese estado de
represión y de acoso sociales de los años 1970 al 1990 y, sobre todo, teniendo
que sobrellevar el tener que vivir amontonados en una “pensión” de la Zona
Colonial con escasos recursos económicos y con exigua alimentación, para estos
estudiantes del "interior" hacerse de una carrera en tales condiciones
significaba más que una tragedia: una verdadera desgracia. A pesar de todas las
vicisitudes y contrariedades encontradas por aquellos indigentes estudiantes
vale la pena decir como Catón: “Amargas son las raíces del estudio, pero los
frutos son dulces”.
Cuantas experiencias
fuertes encontramos en el análisis introductorio de una obra que ha sido puesta
en mis manos por el doctor Piero Espinal Estévez, editor de la misma, titulada Restauración 108 Altos, la cual tiene
como subtítulo Memorias de la Asociación de
Estudiantes Universitarios de San José de las Matas y que fue auspiciada
por la Cooperativa San José. Ese afán enérgico del vigor, del espíritu y de la
actividad del ánimo que desarrollaron los estudiantes materos para conseguir su
objetivo profesional sin quejarse merece ser coronado con una frase de Santa
Teresa de Jesús: “Hay que agotar todos los esfuerzos antes de quejarse”.
¡Y cuántas razones
pudieron haber esgrimido estos sufridos estudiantes quienes para poder
subsistir y graduarse de alguna profesión debieron organizarse en una
asociación que muy bien pudo haberse llamado "asociación de la miseria por
la dignidad estudiantil"! No obstante a ese terrible vía crucis me parece
oírles parafrasear una frase de la Madre Teresa de Calcuta que no está en labios
de los estudiantes de hoy: “Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de
Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él y para hacernos reconocer que no
somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene
el control y podemos confiar plenamente en Él”.
Estos estudiantes de
San José de las Matas ni fueron nunca comunistas y más lejos estuvo en alguno
de ellos ser delincuente. Pero el régimen imperante en aquella época necesitaba
encontrar comunistas y delincuentes en una juventud provinciana que le
permitiera exhibir que estaba matando comunistas para su gloria política. Pero
estos muchachos parece que escucharon al actor y director
mexicano-estadounidense e intérprete de la serie de televisión Miami Vice, Edward James Olmos, cuando
dijo que: “La educación es la vacuna contra la violencia”.
La solidaridad es un
atributo que sobresale entre los materos y esta característica nunca se hizo
esperar cuando se trataba de fomentar el estudio y honrar el sacrificio de la
juventud. Basándose en estas dos cualidades: estudio y honra, fue que los
señores Diógenes Guzmán y don Arsenio Ureña, ya fallecidos, José Ureña, Manuel
Santelises, Chelo Herrera y Lucky Jáquez, entre otros, contribuyeron en los
momentos más difíciles con sus aportes, haciéndole la vida a estos jóvenes en
la ciudad capital menos miserables.
Son pocos los
estudiantes de este tiempo que aguantan tanta crisis y martirios para estudiar
y luego de obtenida una titularidad académica servirle a su patria con honor
olvidando las estrecheces y las persecuciones políticas injustas que se vieron
obligados a vivir.
Leyendo el texto y
los distintos episodios que en él se narran uno se pregunta si nuestros
estudiantes de hoy, con las comodidades existentes y las exigencias que les hacen
a sus padres para poder estudiar, tendrían la entereza que tuvieron los
estudiantes de San José de las Matas para estudiar y aun bajo condiciones
difíciles obtener notas sobresalientes.
El autor es abogado